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Economía Naranja: un cambio en la apuesta económica de Chile

Economía Naranja: un cambio en la apuesta económica de Chile

En tiempos de reinvención producto de la pandemia, el proceso del conocimiento es clave para el desarrollo de las industrias creativas en el país.

Conocida también como economía creativa, este concepto se viene implementando en muchas partes del mundo. La economía naranja consiste en la generación de ideas que consiguen riquezas a partir de la propiedad intelectual como materia prima. Y esta tendencia va al alza, ya que hasta el 2016 las cifras representaban el 6,1%, en América Latina el 4% y en Chile el 2% del PIB.

Junto con ir al alza, son rentables. Los ingresos generados por las empresas relacionadas a la economía naranja en el mundo, según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), representaban hasta 2015 2,25 billones de dólares, montos que superan a toda la industria automovilística de Europa, Japón y Estados Unidos.

Este movimiento, que involucra a las industrias creativas y culturales, se relaciona directamente con las artes en general, como también con el turismo, publicidad, el desarrollo de software y los servicios de tecnología de la información, entre otros. El rubro, además, da empleo a 29,5 millones de personas en el mundo, junto al aporte de sectores como el de las telecomunicaciones o la misma economía alemana.

En Chile, y si bien no existen datos más actuales, hasta el 2018 se registraban unas 50.000 empresas creativas que le daban empleo a aproximadamente 500.000 personas, y que representaban el 5% del total de las empresas del país. Además, el crecimiento de las ventas y del número de empresas del sector creativo en nuestro país en el período 2014-2017 fue el doble que en el total de los otros sectores.

¿Cómo han cambiado los hábitos debido al Covid-19?

¿Cómo aporta el movimiento en la economía mundial? 

“La economía naranja está estrechamente relacionada con la economía digital, que es lo que se está viviendo a nivel global. Este concepto es un estado de mente, un cambio en la metodología y manera de pensar que afecta a todas las partes de la economía. Se puede usar la manera de pensar y algunas de las metodologías del mundo creativo y del diseño en cualquier proceso, como en logística, retail o manufactura”, señaló John Newbigin, presidente del Consejo Consultivo de Arte y Economía Creativa del British Council, en una entrevista al Diario Financiero.

Asimismo, informes de la Conferencia de Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD) detallan que, según PricewaterhouseCoopers, sólo las industrias del entretenimiento a partir del año 2012 incorporan anualmente a la economía mundial 2,2 billones de dólares que equivale al 230% del valor de las exportaciones petroleras, convirtiéndose en el quinto bien más comercializado del mundo.

En el caso de Chile, los esfuerzos continúan por incentivar este sector, con distintos programas abocados en sacar provecho de las industrias que permitirán al país, en un futuro no muy lejano, diversificar sus líneas de producción y dejar de depender de las industrias extractivas.

Sin embargo, el desafío al que se enfrentan los países a nivel mundial, que invierten en el movimiento de la economía naranja, es la poca información que existe en materia de leyes sobre el tema, además de la poca cultura que hay por el pago de bienes y servicios con propiedad intelectual.

¿Cómo se compone la Economía Naranja?

El movimiento con el paso de los años se ha convertido en una apuesta económica para muchos países del mundo con el fin de mantenerse competitivos en el mercado, tanto, que algunos especialistas en la materia lo consideran la cuarta revolución industrial.

Este tipo de economías innovadoras se ha transformado en un potencial valioso para desarrollar por los gobiernos, que en algún punto identificaron este movimiento como el próximo motor impulsor de las generaciones venideras. Según la UNESCO, existen seis distintos sectores en los que se desarrolla la economía creativa y además se dividen en tres grupos principales. Te los detallamos:

  • Herencia cultural: compuesta por los patrimonios naturales y culturales, productos derivados, servicios de museos, paisajes culturales, sitios arqueológicos, históricos y gastronómicos.
  • Creatividad y medios: relacionados con las artes visuales y artesanía, este grupo abarca la pintura, escultura, artesanía, fotografía, libros, periódicos, ferias de libros, bibliotecas, filmes y videos, radio y televisión, podcasting, mainstreaming, juegos de video y animación; además de presentaciones artísticas y celebraciones como artes escénicas, música, festivales, festividades y ferias.
  • Creaciones funcionales: compuesta por moda, diseño gráfico, diseño interior, paisajismo, servicios de arquitectura y publicidad.

Es en esa misma línea, que el experto británico Newbigin explicó en el DF que “todas las industrias tendrán un impacto, sin embargo, las del área cultural o con directa relación con clientes deben comenzar a pensar rápidamente”.

“Los consumidores están cambiando. No se puede desligar la economía digital de la creativa, las dos se conducen: el pensamiento creativo está llevando a la tecnología y está a su vez crea nuevas posibilidades para pensar creativo y eso se ve desde la industria de transportes hasta la de entretenimiento”, finalizó.

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