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Pruebas FAT y SAT: ¿Qué son y para qué sirven?

Pruebas FAT y SAT: ¿Qué son y para qué sirven?

Si has oído hablar de las pruebas FAT seguro que conocerás la importancia que han adquirido a la hora de garantizar la calidad del producto o solución final, así como de verificar que no existen errores y que se cumplen con los estándares de calidad y seguridad. Este tipo de prueba pertenece a las llamadas pruebas de aceptación: unas pruebas que benefician no solamente al cliente, sino que también al proveedor. 

¿Quieres saber qué son exactamente las pruebas FAT y las pruebas SAT? En este artículo te explicamos para qué sirven y cómo ayudan a las empresas. 

 

 

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¿Qué son las pruebas de aceptación FAT y SAT?

 

Las pruebas de aceptación se utilizan en la industria para verificar que un sistema, equipo o solución funciona adecuadamente, no contiene errores y cumple con los estándares de calidad y seguridad. Se utilizan habitualmente en el diseño y producción de maquinaria, sistemas industriales y soluciones similares, un proceso muy sensible que necesita ser verificado antes de poner un equipo en producción. 

Las principales pruebas de aceptación son las pruebas FAT y las pruebas SAT. Ambas están enfocadas a verificar que la solución que recibe el cliente funciona correctamente y se adapta a los requisitos demandados. Estas pruebas no son obligatorias, pero sí que se recomiendan para garantizar la calidad y minimizar al máximo la existencia de errores, ya permiten detectar problemas, incidencias y fallos de diseño rápidamente, con el objetivo de corregirlos antes de ponerlas en producción.

Las pruebas FAT y SAT son beneficiosas tanto para el usuario final como para los fabricantes. Por un lado, las empresas reciben un producto completo que empieza a ser productivo desde el primer momento. Por otro, el fabricante se asegura que sus maquinarias o sistemas son totalmente operativos, lo que permite mejorar su reputación y evitar mayores problemas que resultarían mucho más costosos para ellos.  

 

Pruebas FAT

 

Las pruebas FAT (“Factory Acceptance Test”) o “pruebas de aceptación en fábrica” son las primeras que se llevan a cabo tras el diseño y fabricación del equipo o sistema. Por lo general, las pruebas están basadas en la verificación del rendimiento, la calidad, la seguridad, el mantenimiento y la funcionalidad del hardware y del software. 

Como es lógico, estas pruebas se realizan de acuerdo a protocolos específicos establecidos por la empresa y aprobados por el cliente. Se hace una especie de lista de verificación con varios parámetros y se comprueba que todo funciona adecuadamente. 

La principal característica de las pruebas FAT es que se realizan en las instalaciones del proveedor de la solución, antes de la entrega al cliente. Esto se hace para reducir costos y para solucionar los posibles problemas cuanto antes, sin tener que mover la maquinaria de un lugar a otro si algo ha fallado.

Eso sí, estas pruebas se suelen realizar junto a los clientes para darles el conocimiento sobre el funcionamiento del sistema. Después de que se terminen, se realiza un informe de los resultados obtenidos y se manda una copia firmada con la documentación al cliente. Algunas de las verificaciones que se llevan a cabo son: 

 

  • Los equipos se adaptan a las especificaciones teóricas
  • El hardware y el software funcionan de forma adecuada
  • Los equipos usados cumplen con las especificaciones del fabricante
  • Las entradas y salidas funcionan como se esperaba
  • La calibración del equipo es correcta
  • Las alarmas de estado 
  • Funciones de diagnóstico
  • Funciones de reinicio y parada manual
  • Pruebas de estrés
  • Sistemas de seguridad

 

Si alguna de las pruebas FAT no es superada, se registra la incidencia y se trata de buscar la causa. Después de encontrarla, se corrige la incidencia con una acción correctiva y se vuelven a realizar las pruebas FAT hasta que el sistema las supere todas sin problemas. Después de eso, toca pasar a la siguiente prueba, realizada en un entorno totalmente distinto.

 

Pruebas SAT

 

En cuanto a las pruebas SAT, son las llamadas “Site Acceptance Test” o “Pruebas de aceptación en terreno”. Estas pruebas son muy similares a las anteriores, pero tienen una diferencia clave. Al contrario de lo que ocurre con las pruebas FAT, estas pruebas se realizan ya en la ubicación donde se va a implantar el sistema definitivamente, es decir, en el entorno del cliente. 

El objetivo de estas pruebas es asegurar que todo funciona correctamente en el entorno de producción real y que el cliente pueda operar sin dificultades, así como que los equipos no han sufrido ningún daño durante el transporte. Tal y como ocurre con las pruebas FAT, se realizan junto al cliente y se entrega un informe detallado sobre los resultados obtenidos acerca de las pruebas de aceptación. 

Una vez finalizadas las pruebas SAT, los equipos o sistemas en cuestión quedan instalados y pueden empezar a ser utilizados por el cliente, con la seguridad de que su producto final no contiene a priori ningún error y que cumplirá con todos los requisitos para empezar a producir de forma casi inmediata. 

 

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