Ansiedad, miedo a críticas o al ridículo son algunos impedimentos al dirigirse a una audiencia. Hoy te ayudamos a preparar tu próxima presentación.
¿Te has puesto nervioso a la hora de hablar en público? De acuerdo con los especialistas, tres de cada cuatro personas sufren algún grado de ansiedad por tener que presentar frente a un grupo de personas. De hecho, hay quienes lo manifiestan físicamente con sudoración, temblor de manos y/o barbilla, taquicardia, ruborización y molestias gastrointestinales. Incluso, puede provocar bloqueos mentales, pérdida de concentración y baja autoestima.
Si bien gran parte de ese miedo es irracional, su sensación responde a una reacción natural ante la exposición pública y se puede controlar con una preparación adecuada.
Soledad Sepúlveda, psicóloga de la dirección de asuntos estudiantiles de la Universidad del Pacífico, entrega algunas técnicas útiles para fomentar la relajación y controlar el temor, a fin de convertirlo en un estímulo y fortalecer tu seguridad. ¡Toma nota y lúcete en la próxima reunión de tu empresa!
1. Prepara tu presentación
Organizar y disponer todo con anticipación es el método más eficaz contra el nerviosismo. Para esto, es importante que escribas y realices un esquema con los puntos principales para ordenarte. Esto te permitirá controlar la duración, el estilo y aclarar posibles dudas respecto al contenido a exponer.
Al tenerla lista, es recomendable ensayarla repetidas veces durante varios días y en voz alta. Puedes grabarte, hablar frente a otros o utilizar el espejo para revisar la entonación y el lenguaje corporal.
2. Usa palabras sencillas
No utilices palabras rebuscadas o complejas que puedas olvidar mientras hablar al público, ya que eso puede afectar el ritmo de la presentación y crear un vacío que aumente el nerviosismo. Lo mejor es usar términos sencillos que expresen tus ideas con claridad, pero que conserven el lenguaje técnico para estar a la altura de las circunstancias.
Para tener un buen desplante oral es aconsejables que pongas atención a la modulación y te tomes el tiempo necesario para hablar despacio, poniendo mayor cuidado que en una conversación normal. También es recomendable que prefieras las frases breves, pero con información importante.
3. Utiliza recursos audiovisuales
Incluir diapositivas con imágenes, textos y videos ayudarán a captar la atención de las personas y desviar las miradas hacia ti. Asimismo, este tipo de recursos constituyen una guía para que no te pierdas a lo largo de la exposición, facilitando la comprensión por parte de la audiencia y ayudando a que tus discursos sean menos extensos.
En este aspecto, debes preocuparte de no saturar con mucha información, ya que puede provocar el efecto inverso al deseado. Si muestras muchas diapositivas y textos, las personas no retendrán adecuadamente y aumentará la probabilidad de que te hagan una buena cantidad de preguntas cuando termines.
4. Practica técnicas de relajación
Antes de exponer o dirigirte a un grupo de personas, puedes realizar algunos ejercicios para calmar tu cuerpo y mente. Una buena manera para conseguirlo es a través de respiración diafragmática lenta, consistente en respirar tomando aire pausadamente, procurando de llevarlo a la parte inferior de los pulmones, para luego expulsarlo progresivamente.
A esto puedes sumarle otros movimientos de elongación muscular en todo tu cuerpo, especialmente los que experimentan mayor tensión, como la parte alta de la espalda, el cuello y los hombros.
5. Mira a las personas mientras hablas
Establecer contacto visual refleja seguridad y control sobre la situación. Enfocarse en una persona a la vez te ayudará a no visualizar una gran masa de individuos, estableciendo una relación más íntima y equitativa. Un buen consejo, dependiendo de la distancia con el público, es dirigir la vista al entrecejo de la persona, ya que da la sensación de estar mirándolo directamente a los ojos.
En caso de que no puedas dirigirte hacia la gente, focalízate en distintos lugares de la sala, preferentemente en tres puntos: izquierda, derecha y centro. Alternar entre uno y otro creará la sensación de abarcar a toda la audiencia y te permitirá cambiar de lugar mientras hablas, otorgando mayor dinamismo a la circunstancia.