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Química verde: el desafío de producir productos sostenibles

Química verde: el desafío de producir productos sostenibles

En un mundo de cambios, el compromiso social y ecológico va de la mano de ideas de negocio que impacten positivamente el planeta.

Teniendo en cuenta que el mercado global apunta hacia la inteligencia artificial para la producción de alimentos y soluciones alternativas para el cuidado del medioambiente, el desafío de la industria será reducir el impacto de los químicos utilizados, que se ha acumulado en los organismos vivos y el planeta en el desarrollo de estos.

Al respecto, María del Carmen Doria Serrano, investigadora en el Departamento de Ingeniería y Ciencias Químicas de la Universidad Iberoamericana de México, destaca en uno de sus artículos que “la sustentabilidad de nuestra civilización depende de si podemos suministrar fuentes de energía, alimentos y productos químicos a la creciente población sin comprometer la salud de nuestro planeta a largo plazo”.

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Se estima que hoy existen 140 mil químicos que son utilizados comúnmente en la elaboración de productos tan variados como pesticidas, cosméticos, detergentes y antibióticos; y sólo entre 2002 y 2019 se registraron 136 millones de nuevos productos químicos en el mundo.

En el mismo orden, la investigadora plantea que la industria química, los gobiernos, la academia y las organizaciones no gubernamentales han tomado diferentes medidas para enfrentar el reto de la interfase entre la química y la sustentabilidad, entre ellas se encuentran varias iniciativas, diversas leyes y convenios internacionales para la regulación de los productos y procesos químicos.

“Uno de los conceptos más atractivos en química para lograr la sustentabilidad es la Química Verde, cuyo objetivo es la utilización de un grupo de principios que reducen o eliminan el uso o generación de sustancias peligrosas en el diseño, manufactura y aplicaciones de productos químicos, lo que en muchos casos implica el rediseño de los productos y procesos utilizados”, explica María del Carmen.

En Chile, por ejemplo, hay pocos estudios que muestran qué se está descargando en el medio ambiente y casi nada sobre los efectos de ese proceso, según advertencias de Elizabeth Garrido, directora de la Escuela de Ciencias Ambientales y Sustentabilidad de la Universidad Andrés Bello en una entrevista a el Mercurio.

“En el país, el 99,6 % del agua urbana tiene tratamientos que cubren la materia orgánica en ella. Pero nos estamos enfrentando a múltiples contaminantes emergentes que no tienen control ni medición”, asegura.

En esa línea, en el caso de los peces, estos proporcionan el 20% de las proteínas animales para 3 mil millones de personas y aún no se precisa totalmente el efecto de la contaminación química que tiene este recurso, según datos que entrega Garrido.

Compromiso químico 

Aunque todavía quede mucho por resolver, el compromiso por parte de los científicos, inversores e instituciones para ayudar al desarrollo de esta propuesta es permanente, intentando aumentar los beneficios de la química verde.

Ante esto, Paul Anastas y John Warner en su libro «Green Chemistry: Theory and Practice» formularon los 12 principios de la química verde o sostenible, y son los siguientes:

  1. Evitar los residuos siempre será mejor que tener que tratarlos o eliminarlos luego.
  2. El producto acabado en los diseños de síntesis ha de incorporar el máximo posible de materiales utilizados durante el proceso.
  3. Minimizar la toxicidad en el diseño de los métodos sintéticos debe ser una prioridad. Idealmente no ha de tener ninguna, y en la práctica siempre ha de minimizarse en la medida de lo posible.
  4. Preservar la eficacia ha de ser compatible con reducir o eliminar la toxicidad.
  5. Uso mínimo de sustancias auxiliares (disolventes, adsorbentes, etc.), siempre optando por las más inocuas.
  6. Aplicar procesos a presión y temperatura ambiental con preferencia para lograr la eficiencia energética.
  7. Los materiales renovables siempre serán prioritarios.
  8. Evitar derivaciones cuando sea posible, como los grupos de bloqueo o, por ejemplo, los pasos de protección y desprotección.
  9. Sustituir los reactivos estequiométricos por reactivos catalíticos siempre que se pueda.
  10. Diseñar los productos de modo que resulten biodegradables.
  11. Vigilar el proceso para evitar que se formen sustancias peligrosas.
  12. Reducir el riesgo de accidente también mediante la selección de los procesos y las sustancias.

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